viernes, 8 de junio de 2012

FRANCIS J. MANAPUL


Hablando de ilustradores, en esta entrada me gustaría hablar del que considero el mejor dibujante joven de la nueva hornada de pencilers, el filipino Francis J. Manapul. ¿Es una afirmación exagerada? No lo creo. Voy a tratar de argumentar por qué. Pero antes recapitulemos un poco.


Fogueado previamente en diversos títulos Image y Top Cow, comenzó a dibujar para DC en La Legión de Super-Héroes con el guionista Jim Shooter, con quien mantuvo al final de su colaboración un tenso ‘affair’ de declaraciones cruzadas. Al principio nada hacía presagiar al excelente artista que es hoy en día. Con un estilo dubitativo, propio de un principiante (que es exactamente lo que era por entonces), pronto Shooter empezó a pulir  aquel diamante, que empezaba a mejorar a pasos agigantados, sobre todo en su narrativa. Y es que muchos se quejan y critican la exigencia y la dureza en el trato de Jim, pero no conozco A NINGÚN PROFESIONAL que no haya progresado artística y profesionalmente después de trabajar con él. 


El 'ogro' Jim Shooter.

Posteriormente daría el salto a Adventure Comics para encargarse de Superboy. Sería con este personaje con quien se afianzaría y evolucionaría hasta su estilo actual, terminando de descollar y demostrando todo lo bueno que había aprendido de la escuela Shooter. 

Adventure Comics

Finalmente se haría cargo de uno de los principales personajes de la editorial, el velocista Flash, a quien se encuentra dibujando en la actualidad.

¿Dentro de qué estilo podemos encuadrar a Francis J. Manapul? A grosso modo, y sin ser categorías estancas, podríamos dividir las tendencias artísticas actuales en 3 grandes ramas:  por un lado la clásica escuela realista (cuyo epítome fue Neal Adams, y que cuenta con seguidores tan ilustres como Alan Davis, Carlos Pacheco, Bryan Hitch, o el joven Ivan Reis). 

Doble página de Neal Adams para los Vengadores
en La Guerra Kree - Skrull.

Por otro lado la escuela hiperrealista, con autores que utilizan abundantes referencias fotográficas y programas de retoque digital de la imagen (siendo Photoshop el más extensamente utilizado), como Alex Ross, el grandísimo Tony Harris o Salvador Larroca, por nombrar unos pocos. 

Ilustración de Alex Ross.

Y finalmente una TERCERA VÍA, que se aleja por defecto de las dos anteriores, y que a falta de un nombre apropiado podríamos definir como una especie de híbrido entre la escuela realista y el clásico dibujo CARTOON de trazo limpio (NOTA: sería interesante buscar un nombre adecuado para esta tendencia, ¿se anima alguien a bautizarla?). -NO hay que confundir este estilo con la tendencia amerimanga tan de moda a finales de los 90, si bien los clones de Humberto Ramos y Joe Madureira se esfumaron con la misma rapidez con la que llegaron-. 

Es en esta reciente escuela en la que podríamos ubicar a Manapul, siendo a mi entender su principal representante en la actualidad Pasqual Ferry, para el que no encuentro elogios suficientes con los que hacer justicia a su dibujo. Recordemos  que a Ferry, autor con una amplia trayectoria previa en España, le costó bastante hacerse un hueco en los EE.UU. precisamente por su carácter híbrido y pionero. Lectores y editores no sabían muy bien cómo tomárselo. Ya sabéis, el tópico ‘demasiado europeo para los americanos, demasiado americano para los europeos’. Esta situación tuvo su punto de inflexión en la miniserie Adam Strange para DC, en la que Ferry se hace cargo por primera vez de sus propias tintas gracias a la tecnología digital, a las que les añadirá sombreados con degradación de tonos. El resultado fue una innovadora explosión de creatividad que sorprendió a todo el mundo, y el nuevo diseño que hace Pasqual de Adam Strange es el mejor desde… desde…  bueno, en realidad Adam nunca antes había tenido mejor aspecto, completamente acorde con el siglo XXI. A partir del despegue, como suele decirse, lo demás es historia…

El Adam Strange de ''Pascal'' Ferry.

Otros autores jóvenes que podríamos adscribir a este movimiento ‘semicartoon’ (con matices, puesto que cada uno tiene rasgos diferenciales propios en mayor o menor medida) son Pete Woods o Patrick Gleason. Seguro que a cada cual se le ocurren otros muchos que podrían encajar en esta categoría. 

Desde un punto de vista formal, lo primero que llama la atención de Manapul es su trazo amable, limpio, casi disneyano. Sus personajes tienen ojos grandes y expresivos (sin llegar a la exageración manga), con rostros redondeados, matizados con líneas rectas que nunca llegan a ser agresivas. Cuantas menos líneas se utilicen para definir a un personaje, de mayor calidad será el dibujo. Al igual que Ferry, Manapul se encarga de su propio entintado. Desconociendo su técnica (manual o digital), da la impresión de que, sobre la base de un dibujo a lápiz muy esquemático, aplica la tinta con pincel, puesto que deja su huella en todos los contornos. Además también se encarga de texturizar sus dibujos con la utilización de grises (¿con acuarela?), con lo que deja poco trabajo a su habitual Brian Buccelatto en el coloreado digital. La influencia de Will Eisner se hace patente en múltiples detalles. Fijaos en la manera en que Manapul dibuja la ropa y vestiduras de sus personajes, los pliegues de las telas en camisas y pantalones, completamente orgánicos  y desenvueltos. O la manera en la que retrata los edificios y la arquitectura urbana (semáforos, bocas de riego…) con grandes pinceladas. O cómo aboceta los personajes al fondo de las viñetas, los transeúntes de la calle… Todo ello recuerda poderosamente al genial autor de ‘Contrato con Dios’ o ‘Historias de Nueva York’.



Los detractores de Manapul argumentan que su estilo es blando para el género superheroico, esquemático y apresurado, demasiado simple. Es una sencillez falsa, tan sólo aparente.  Nunca hay que poner todos los huevos en la misma cesta. Manapul, al contrario que la mayoría de dibujantes norteamericanos, no presta toda la atención de su dibujo en la representación de la figura humana, sino que presta mucha atención al entorno ambiental en que se desenvuelven sus personajes. Si no, fijaos en la multitud de detalles que se molesta en incluir en las escenas de diálogo, en la DISTRIBUCIÓN ESPACIAL de objetos y personas, y sobre todo, fijaos en su NARRACIÓN, que al fin y a la postre es el rasgo que más lo emparenta con el gran Will Eisner. 

Y para muestra un botón. Para ilustrar mejor todo lo que estoy tratando de explicar, a continuación voy a analizar 4 páginas del número 3 de Flash previo al reboot, correspondiente a la saga ‘La Infame Muerte de los Villanos’, en concreto las páginas 8 a 11 (aquí en España fue publicado por Planeta en un solo tomo).


Argumentalmente se trata de una escena de transición en la que los personajes de Barry e Iris hablan, intentando resolver el misterio de turno, un ‘slow down’ a la espera de que se desate la acción.

PÁGINA 8: 5 VIÑETAS DISTRIBUIDAS EN 3 TIRAS

- VIÑETA 1: Plano detalle de la boca de Iris bebiendo café en una viñeta panorámica. En la taza puede leerse el logo Jitters, por lo que sabemos que estamos en una de las cafeterías de esta cadena de Central City. Al fondo, a través de una cristalera, puede observarse a un viandante subiendo a un taxi.


- VIÑETA 2: Plano general del local, en el que de un solo vistazo podemos apreciar todo su interior. Se trata de un espacio cuadrangular. Iris y Barry se encuentran sentados en una mesa al fondo del plano, uno enfrente del otro, junto a la vidriera (Barry la tiene a su izquierda e Iris a su derecha). Detrás de Barry se encuentra la puerta de entrada y salida del local, y detrás de Iris, haciendo esquina, un macetero. En el lado derecho del local hay otra cristalera junto a la cual hay una mesa con un señor con gafas leyendo el periódico, de espaldas a los protagonistas, y más adelante hay un estante con vasos de plástico, azúcar y leche -tipo self service- con un agujero en el que poder depositar la basura. Junto a él una mujer remueve su café. En un primer plano, próximos a donde se sitúa el punto de vista del lector, un hombre y una mujer se encuentran chateando en un portátil. En el lado izquierdo de la cafetería hay un mostrador en forma de L. El tramo más corto del mostrador se encuentra junto a la puerta. Detrás de él, dos dependientes con visera (un hombre rubio y una mujer) se encargan de atender a los clientes. La mujer se encarga de tomar nota de los pedidos y de cobrar en el tramo largo de mostrador, y el hombre de servir los cafés en el corto, donde los clientes hacen cola bajo el cartel con la leyenda PICK UP (un impaciente mira su reloj, otro pide levantando la mano…). Junto al cartel se encuentra la puerta del baño (como siempre, al fondo a la izquierda).


- VIÑETAS 3 Y 4: Plano y contraplano de Barry e Iris. Se entienden con la mirada.


- VIÑETA 5: Plano cenital picado de la mesa con Iris y Barry, sobre la que descansa un expediente con algunas fotos. Detrás de Iris se encuentra el macetero. A través del escaparate vemos un perrete con collar siendo paseado por su dueño.


PÁGINA 9: 4 VIÑETAS DISTRIBUIDAS EN 4 TIRAS

- VIÑETA 1: En esta ocasión el punto de vista del lector se sitúa  en el lado opuesto al de la VIÑETA 2 de la página anterior, junto a la vidriera, con lo que ya tenemos una visión COMPLETA del local. Podemos ver a la izquierda que el hombre del periódico no se sienta solo, sino que hay otro hombre enfrente de él. Más adelante, pasado el estante self service, hay un panel con anuncios que anteriormente había quedado fuera de nuestro campo de visión, y un poco más lejos vemos la espalda del hombre de la pareja de chateadores, junto con la 4ª pared en la que anteriormente se ubicaba el punto de vista. Vemos al dependiente de la visera manejando la máquina de café, un cliente esperando bajo el cartel y a Iris haciéndole un gesto con la mano a la dependienta (que ha salido fuera del mostrador) para que llene la taza. En la esquina asoman las ramas de la planta.


- VIÑETA 2: Primer plano de la cara de Barry leyendo el expediente en una viñeta panorámica. Por encima de su hombro derecho vemos la fila de clientes de perfil esperando para recoger sus pedidos (EXACTAMENTE en el LUGAR y la POSICIÓN en la que deben estar). Al fondo se observa un revistero con prensa.


- VIÑETA 3: Primer plano de la cara de Iris en una viñeta panorámica, mientras que la camarera, fuera del encuadre, llena la taza de Iris. Por encima de su  hombro izquierdo observamos al señor con gafas de la página anterior de perfil leyendo el periódico, y por encima de su hombro derecho asoman las ramas de la maceta (de nuevo EXACTAMENTE en el LUGAR y la POSICIÓN en la que deben estar).


- VIÑETA 4: Plano idéntico al de la viñeta 2. En esta ocasión la cola de clientes ha avanzado, puesto que observamos a otro distinto recogiendo su café.


PÁGINA 10: 5 VIÑETAS DISTRIBUIDAS EN 4 TIRAS

- VIÑETA 1: Plano medio del exterior del local desde la calle en una viñeta panorámica. Una persona sale con su café por la puerta, mientras otra va hablando por teléfono por la vía con un manos libres. Detrás de ella, doblando la esquina, se observa otro grupo de transeúntes. A través del cristal se puede ver a Iris y Barry hablando, y detrás de ellos, las siluetas del hombre del periódico y su acompañante.


- VIÑETA 2: Primerísimo primer plano de Barry de perfil.


- VIÑETA 3: El punto de vista del lector vuelve a cambiar, para ubicarse esta vez detrás del macetero, entre cuyas ramas observamos como un vulgar voyeur a Iris de espaldas y a Barry de frente.


- VIÑETA 4: Primer plano de la cara de Iris en una viñeta panorámica. Por encima de su hombro izquierdo, observamos al señor  con gafas con el periódico doblado bajo el brazo levantarse, listo para marcharse con su acompañante.


- VIÑETA 5: Plano idéntico a la viñeta anterior. Por encima del hombro de Iris observamos a una señora con bolso llegar a ocupar la mesa que ahora ha quedado libre.


PÁGINA 11: 5 VIÑETAS DISTRIBUIDAS EN 3 TIRAS

- VIÑETAS 1 Y 2: Plano y contraplano de Barry e Iris.


- VIÑETA 3: Primerísimo primer plano frontal de Barry.


- VIÑETA 4: Nuevo cambio en el punto de vista. En esta ocasión el tiro de cámara se sitúa detrás del mostrador. Con este cambio de posición el autor ya nos ha enseñado la cafetería desde sus 4 ángulos principales. Desde aquí el lector observa a Barry e Iris deslumbrados mirando al exterior de la calle. Detrás de ellos una persona que entraba en la cafetería se detiene en el umbral de la puerta y se gira hacia el resplandor. En la barra, en primer plano, la dependienta y el cliente al que le entrega el café se giran hacia la explosión, mientras detrás de la caja registradora, la gente que hace cola para pagar también mira al exterior de su derecha (entre ellos un hombre con una tableta gráfica en la mano y una mujer con pelo largo).


- VIÑETA 5: Plano frontal de la cristalera mientras explota convertida en añicos.  Barry, moviéndose a supervelociad, consigue apartar a Iris de la explosión, mientras detrás de ellos, el hombre de la tableta y la mujer situada a sus espaldas en la viñeta anterior salen despedidos por la onda expansiva. Con esto se termina la secuencia y comienza la acción…


¿Qué os parece? ¿Os dais cuenta del mimo y la sutileza con que está planificada toda la secuencia, de su sabia alternancia de planos? Realmente es algo impropio de un dibujante tan joven. Conozco a muchos autores veteranos que serían incapaces de dibujar algo así. Lo más frecuente es que en una escena en que se encuentran hablando dos personajes, la mayoría de las referencias espaciales no se respeten, y en donde antes habíamos visto detrás de fulanito una puerta, en la siguiente viñeta haya una ventana, cuando no un pasillo, y en el siguiente plano se nos mostrará un cuadro. Lo mismo sucede con los personajes secundarios que hacen de extras al fondo de las viñetas, que aparecen y desaparecen, bailan sin ningún criterio. Es lo que en cine se llama ‘fallos de raccord’ o de continuidad en el montaje de las imágenes. Manapul respeta escrupulosamente el raccord de la secuencia, sin un solo salto de eje, con la fidelidad de un arquitecto o del más exigente director teatral de escena. Maravillosa narración, que convierte una vulgar secuencia de dos personajes tomando café en una pequeña delicia para los ojos y la mente. 

Y el mérito es completamente suyo, puesto que en el sistema de trabajo norteamericano, al contrario que en el europeo, la narración y la distribución de viñetas y planos dependen exclusivamente del dibujante, no del guionista, como todos sabemos. ¿Hubiese alcanzado Manapul este nivel sin el fustigamiento público al que lo sometió Shooter? Probablemente, pero de lo que no hay ninguna duda es que Shooter sirvió de catalizador y aceleró la evolución y maduración del autor, recomendándole que dejase de hacer ilustraciones bonitas y se centrase en la narración como elemento central del dibujo. Parece que le hizo caso. Su narración es eisneriana, completamente eisneriana. Apuesto a que Manapul tiene las obras teóricas de Eisner ‘El cómic y el arte secuencial’ y ‘La narración gráfica’ como obras de cabecera y de estudio. 



Podría mentar otras muchas escenas de esta serie dignas de analizar, pero mi comentario se eternizaría. Para quien pueda o quiera, le recomiendo que se fije en las escenas del parque del número 1 de Flash, con la aparición del cadáver del Amo de los Espejos futuro. 

Diferentes viñetas de diferentes páginas y números
de la secuencia del parque. Fijaos en los detalles...





O las escenas del laboratorio forense, también del 1, en las que Manapul respetará la distribución espacial del mobiliario y de los puestos de trabajo en que se sienta cada uno de los científicos, no sólo a lo largo de dicho número, sino incluso en números venideros.  Lo que un cómic te cuenta no es lo único importante. También importa mucho CÓMO te lo cuenta.

El laboratorio forense, en diferentes planos y tomas.


Y en los tebeos dibujados por Manapul no basta con leerse los bocadillos y terminar la lectura en 5 minutos. Merece la pena recrearse largo tiempo en analizar la estructura, el armazón invisible que soporta la narración, los pequeños detalles del pincel, etc…

Otro tema a discutir sería si su talento está mejor o peor aprovechado en la serie y en la editorial para la que trabaja en la actualidad. 

Lo mejor de Manapul es que siendo tan joven no ha terminado de evolucionar todavía, sino que sigue quemando etapas en su crecimiento como autor. El siguiente paso ha sido el de encargarse de los guiones del relanzamiento de Flash en ‘The New 52’, en los que debuta como autor completo. Dicho privilegio ha sido negado a grandes dibujantes a lo largo de la historia, y han gozado de él algunos de los más grandes de este medio, como Byrne, Miller o Simonson. El tiempo dirá si se le da tan bien escribir como dibujar.

Y es que no es lo mismo dibujar bonito que dibujar bien. Hay autores con un gran acabado formal de sus obras que sin embargo no son grandes narradores. Pongamos como ejemplo a J.H. Williams III (quien por cierto también debuta como guionista en el reboot con Batwoman). Y no os confundáis,  ME ENCANTA J.H. Williams III, pero es un autor diametralmente opuesto a Manapul. Williams tiene una concepción de la página como una obra en sí misma, en la que incluso las viñetas pasan de meros receptáculos de información a ser elementos significantes  por sí mismos, adoptando formas de murciélago, de serpiente, etc (recurso que por cierto utilizó por primera vez en la indispensable Promethea de Moore). Para Manapul, la página no deja de ser otro engranaje más de la narración. Uno es un ILUSTRADOR (lo cual no es necesariamente malo), el otro un NARRADOR. En otras manifestaciones artísticas probablemente me quedaría con el ilustrador. Sin embargo, en un cómic, si me dan a elegir, me quedo con  el narrador.

La mencionada doble página de J.H. Williams III
con forma de serpiente para Promethea.

Este es, según mi opinión, uno de los grandes males de los que adolece hoy en día gran cantidad de dibujantes, la EXCESIVA PREOCUPACIÓN POR EL ACABADO FORMAL DE SUS DIBUJOS, especialmente los de la escuela hiperrealista. Veamos otro ejemplo, e imaginemos la situación hipotética en que dos dibujantes, uno hiperrealista como Greg Land y otro semicartoon como Darwyn Cooke, tuviesen que dibujar ambos en una viñeta el mismo objeto, pongamos una nariz. ¿Qué diferencia habría entre ambos dibujos? Probablemente el dibujante hiperrealista se afanaría en reproducir la nariz con todo lujo de detalles, recreándose en las aletas, en el tabique nasal, intentando que las proporciones fuesen las adecuadas, las texturas, el volumen, la iluminación, etc… mientras que el dibujante semicartoon probablemente dibujaría la nariz como la intersección de dos simples líneas. Un mismo lector no tendría ningún problema en identificar el primer dibujo como una nariz, puesto que se trata de UNA REPRODUCCIÓN EXACTA del modelo de nariz original. NO habría ninguna diferencia significativa entre el OBJETO A REPRESENTAR y el OBJETO REPRESENTADO. Es un dibujo impersonal. 

Ejemplo de dibujo de una nariz
hiperrealista.

Por el contrario, para dibujar una nariz como la intersección de dos líneas es necesario:
1º. Una detallada observación  del objeto a representar.
2º. Un trabajo de abstracción mental del objeto, hasta  reducirlo a su esencia.
3º. La destilación del trabajo mental, que culmina en la representación gráfica del objeto o grafema (símbolo universal).

Ejemplo de dibujo de una nariz
conceptual.

El observador de este dibujo debe realizar el proceso mental inverso al dibujante para identificar este grafema como ‘nariz’, puesto que, en este caso, SÍ hay diferencia entre el OBJETO REPRESENTADO y el OBJETO A REPRESENTAR. La diferencia es el ESTILO del autor, que se deja ver a través de sus líneas. En esa diferencia, en mi opinión, radica el arte del dibujo.

En definitiva, mientras que un dibujante derrocha sus energías en procurar que sus dibujos sean reproducciones lo más exactas posible de la realidad, el otro dibujante utiliza grafemas y puede reservar sus esfuerzos para la narración de la historia, que además tendrá su sello personal, aquello que lo distinguirá de otros autores.

Los fundamentos del dibujo nunca se pierden. Se tienen o no se tienen. Para saber dibujar hay que saber ver. Y como decía anteriormente, dibujar bonito no es dibujar bien. Hay muchos autores que dibujan bonito, pero muy pocos que dibujen bien…

…¡Y qué bien dibuja Francis J. Manapul!

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